Tras el blanco

Cansados de trabajar sin ganas y de no saber porqué nos levantábamos cada mañana, descubrimos la auténtica pasión en la fotografía de bodas, y colgamos el hábito como informáticos para ponernos detrás de una cámara y capturar esos momentos mágicos. 

Somos un matrimonio joven; casados hace apenas un año, nos encanta compartir con vosotros todos los preparativos de la boda y nos ponemos en vuestra piel con cada cosa que nos contáis. 

Nuestra fotografía emocional no es solo el día de la boda, es un acompañamiento a lo largo de todo un año (¡y a veces más!) en el que disfrutamos con vosotros de cada paso que vais dando y en el que intentamos aconsejaros lo que pensamos que sería mejor para ese día por toda nuestra experiencia, tanto por nuestra boda como por todas las que vemos. 

Cada pareja que viene a vernos se convierte en un trocito más de nosotros mismos, del que no nos desprendemos nunca, llegando a mantener relaciones de amistad mucho más allá del día de la boda. Lo más importante para nosotros es contar vuestra historia, saber porqué habéis llegado hasta este punto, conoceros y entenderos, y luego ya, por fin, capturar la boda. 

Una boda no tiene sentido sin todas las emociones que hay detrás, y por eso, durante las 24 horas de ese día nos volcamos al 100% en reflejar todo lo que hemos aprendido de vosotros en el tiempo que os conocemos. 

Realizamos fotografía de grupos y también de los momentos centrales y necesarios de cada boda, pero las fotografías realmente importantes para nosotros son las que no os dais cuenta de que estamos ahí: esa cara de la abuela cuando ve a la novia con su vestido por primera vez, el beso a vuestros padres emocionados, el abrazo con los amigos de toda la vida... Son éstas las fotos que cuando las veáis a lo largo de los años podréis volver a tener las mismas sensaciones que tuvisteis en ese momento; son éstas las fotos con mayor implicación y sentido emocional para vosotros; son éstas las fotos que vais a tener si nos dejáis formar parte de vuestra boda.